Estábamos recibiendo en Brasil la visita del CEO de la compañía. Todos preparaban las presentaciones, el trade visit, leíamos los perfiles de los visitantes. En la cena, éramos cuidadosamente ubicados en la mesa, considerando la diversidad del grupo. Era un honor para nosotros estar ahí, especialmente cuando hablamos de una figura legendaria cómo Tom Falk, actualmente former CEO de Kimberly-Clark, puesto en que estuvo por 16 años. Al esperar que empezara una de las cenas, hacíamos broma de uno de nuestros compañeros que no usaba cinturón ni en la visita de la persona mas importante de la compañía. Él insistía que para el lo importante era SER, no PARECER.
Durante la noche, hablamos del trabajo, pero también de anécdotas, así que, con el equipo un poco más relajado (al final, somos brasileños), alguien explicó porque nos reíamos mientras esperábamos y contamos de las convicciones de nuestro amigo que no usa cinturón. Por supuesto Tom Falk no percibió que él no usaba cinturón, pero nos habló de la importancia que hay en el PARECER. De hecho el parecer solo toma 5 segundos, estos 5 segundos forman la percepción de muchas cosas acerca de nosotros en cambio el SER tarda mucho más que los 5 segundos para hacerse conocer y la importancia de la coherencia entre el profesional y su imagen.
Reflexioné de cómo en mi carrera y mi estilo personal fue evolucionando. Recuerdo bien, que siempre usé tacones, aún así cuando mi trabajo consistía en pasar el día visitando tiendas como coordinadora de merchandising, y de cómo estaba siempre tan arreglada, tanto así que los mercaderistas tenían miedo de apretarme la mano, pero yo soltaba una sonrisa y decía: ¿No vas a decir un hola de verdad a tu coordinadora? ¨Quiero ver qué tan fuerte estás?!¨ Y recibía de regreso una sonrisa mas relajada y continuábamos a trabajar. Ellos pudieron ver el SER.
Uno de mis jefes me dio el feedback de que quizá yo era muy ¨fancy¨ (el usó esta palabra, que en su momento no entendía) y que debería mostrarme mas relajada. Y fui a trabajar de zapatillas y jeans (siempre fui de las personas que oyen el feedback). Pasé todo el día escuchando: ¿Qué había pasado? ¿Si yo estaba bien?. Creo que quizás el jean y las zapatillas reflejaban a las personas que yo estaba algo desmotivada o descuidada por estar tan sencilla. Los jeans y la zapatilla estaban bien, solo no eran YO.
Si vamos a la construcción de marca, AG Lafley, decía en la biblia de P&G: cuando ven tu producto en la góndola, no tienen la oportunidad de probarlo. Este es el primero momento de la verdad, es por esto la importancia del empaque, del diseño, de los colores, de ser distintivo, de pasar claramente sus calidades. Solo en la casa, quizá si hubiera la oportunidad de probar el producto y reconocer sus beneficios (segundo momento de la verdad), pero solo si pasas en el primero. No es diferente con la imagen profesional.
Debes vestir lo que te gusta, que refleje tu personalidad y tus valores. Obviamente que tenga sentido con tu trabajo, con los códigos del lugar, pero debe ser AUTÉNTICO. Nada peor que un profesional que PARECE, pero su contenido es superficial.
¨Antes ser y no parecer, que parecer y no ser¨, dice un proverbio portugués.
En este sentido, hay un equilibrio importante a perseguir: ¿cuál es la necesidad generada por ti?, y ¿cuál es la necesidad generada por el entorno?. Debemos conciliarlas. Si el entorno y los códigos de valores de tu trabajo no te hacen sentir cómodo, debes reflejar si esto es o no correcto para ti.
Dejé que mi estilo personal se fuera desarrollando. Y siendo ejecutiva, nunca me ajusté a los trajes. Leía editoriales de moda, invertía tiempo en hacer guarda ropas flexibles y en telas que no se arrugaban. Fui aprendiendo qué funcionaba mejor en mi cuerpo, mi piel, mi estilo de vida. Viajaba tan light de carry-on como mis amigos hombres, no importaba el tiempo del viaje, lucía siempre impecable.
Me recordaba a mi abuela, que siempre andaba en casa maquillada y con sus collares, su cabello cuidadosamente peinado con olas, que cuando le preguntábamos para dónde se iba, nos decía, ¡me arregle para mi! Entendí que, en verdad, eso no tiene nada de malo, representa el respeto que se tiene por uno mismo y por reflejar afuera lo que hay adentro. Tal cual una marca, las personas deben de forma consciente pensar en su empaque. Este es su primer momento de la verdad. Pero funciona también en la experiencia de los productos que no entregan lo que prometen, si no hay coherencia, solo se compra una vez.
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Por Carolina Kourroski es brasileña, radicada en Ecuador hace 5 años, actuando como presidente en las operaciones de Kimberly-Clark y Semvra.